El infarto agudo de miocardio

EL INFARTO AGUDO
DE MIOCARDIO

El 29 de setiembre se celebró el “Día Mundial del Corazón”. Esta fecha fue elegida por la Organización Mundial de la Salud y la Federación Mundial del Corazón a partir del año 2000, para llevar a la población el mensaje sobre la importancia de la prevención de las enfermedades cardiovasculares. Y porqué surge esta inquietud? Porque en el mundo industrializado, las enfermedades cardiovasculares son responsables de la mayor cantidad de muertes entre los adultos mayores de 35 años.

La enfermedad coronaria tiene muchas formas de presentación, pero la más dramática es el infarto agudo de miocardio. Una publicación del American Heart Association, realizada sobre estadísticas poblacionales de Estados Unidos, mostró que la prevalencia de infarto en mayores de 20 años es de 2.9% (4.2% en varones y 2.1% en mujeres). Por supuesto, si analizamos a la población dividiéndola en grupos etarios por intervalos de 20 años cada uno, veremos que los mas jóvenes tienen una prevalencia de infarto mucho menor, mientras que a medida que la población envejece, el riesgo de padecer un infarto aumenta progresivamente, y en aquellos >80 años, uno de cada cinco hombres y una de cada diez mujeres, padecerá un infarto de miocardio.

El infarto de miocardio se produce generalmente como consecuencia de la obstrucción de una de las arterias que irrigan al corazón, llamadas “coronarias”, y en consecuencia, deja de llegar sangre a una parte del músculo cardiaco. Al quedar sin aporte de oxígeno y nutrientes, se produce la muerte del tejido. La causa más común de la obstrucción coronaria, se relaciona con la ateroesclerosis coronaria, que lentamente va dañando la pared de las arterias, formando los llamados ateromas, que pueden complicarse y al romperse, nuestro organismo responde formando un coágulo, que lleva a la oclusión completa de la arteria y a la aparición del cuadro clínico de infarto.

Los síntomas de un infarto o síndrome coronario agudo pueden ser diversos, pero los más frecuentes son el dolor en el pecho, que puede ser a veces una sensación de opresión o de pesadez, que puede irradiarse a los hombros, la espalda, los brazos, el cuello. También puede presentarse como dolor en el epigastrio, que se parece a un cuadro digestivo. Las náuseas, sudoración fría o falta de aire pueden acompañar a los síntomas previos.

Los factores que predisponen a la enfermedad coronaria son los niveles elevados de colesterol, la hipertensión arterial, la diabetes y el tabaquismo como principales en la lista, pero también contribuyen la obesidad, el sedentarismo, el estrés y el consumo de ciertas drogas, como la cocaína, que producen daño precoz o que inducen espasmo arterial, bloqueando transitoriamente la circulación la de sangre.

También la genética tiene su lugar, y en aquellas personas con historia familiar de padres con enfermedad coronaria en etapas tempranas de la vida, la probabilidad de tener un infarto se incrementa.

Qué hacer cuando los síntomas se presentan? Tiempo es músculo: por lo tanto la rapidez de la consulta es primordial. Esto es sumamente importante por dos motivos. El primero tiene que ver con el riesgo de vida: la mayor mortalidad del infarto es en las primeras horas del mismo, y esas muertes pueden evitarse en muchos casos, si la persona acude a un centro asistencial, ya que generalmente se deben a arritmias graves pero tratables, pero esto nunca sucederá si nos quedamos en casa o en el trabajo.

La segunda razón para una consulta rápida, es la posibilidad de desobstruir la arteria y recuperando la circulación, lograr salvar la mayor parte del músculo cardíaco en riesgo. Pero no tenemos demasiado tiempo para que el resultado sea el deseado. Desobstruir una arteria que ya lleva más de 6 horas tapada sólo permitirá brindará un pequeño beneficio, mientras que en la primera hora permitirá salvar casi todo el tejido.

De acuerdo a cada caso en particular se podrá optar por usar medicaciones intravenosas que van a disolver el coágulo responsable del bloqueo de la arteria, o se procederá a realizar un cateterismo y mediante el inflado de un balón dentro de la arteria responsable y la colocación de un stent, reestablecer la circulación.

Una persona que ha padecido un infarto permanecerá varios días internada, inicialmente en una Unidad de Cuidados Intensivos, donde se hará el monitoreo cardíaco continuo, para estar alerta ante la aparición de arritmias, recibirá diversos medicamentos para mejorar el trabajo del corazón y guardará reposo, para permitir la recuperación. Luego de la etapa inicial, si la evolución es favorable, se le permitirá movilizarse, y posteriormente se planificará el regreso a casa.

La reiniciación de una vida activa plena debe ser progresiva. El corazón necesita readaptarse a una nueva situación. El medico en las sucesivas consultas le irá indicando los niveles de ejercicio y esfuerzos permitidos. Recibirá varias medicaciones para disminuir los riesgos de un nuevo evento. Es muy importante cumplir con las indicaciones y no discontinuarlos por cuenta propia. Existen muchos mitos sobre las drogas que bajan el colesterol, pero la realidad mundial muestra que los efectos adversos son muy pocos y los beneficios en cuanto a la disminución del nuevos infartos y de la muerte asociada a la enfermedad coronaria son extraordinariamente importantes. Tampoco deben automedicarse.

Los programas de rehabilitación cardiovascular son muy efectivos, ya que permiten comenzar actividad bajo supervisión médica, dando tranquilidad al paciente y estando alerta frente a cualquier hallazgo anormal.

No existe ningún tratamiento que cure la enfermedad coronaria. Se pueden controlar los factores de riesgo, se pueden tratar las obstrucciones coronarias con angioplastias o by pass, se pueden lograr grandes beneficios con los múltiples fármacos que disminuyen la coagulabilidad de la sangre, etc, pero es fundamental comprender que se trata de una enfermedad crónica, que una vez presente en la vida de una persona, siempre estará allí, y por ello es crucial seguir siempre en contacto con el médico.

Pero como siempre la prevención es el mejor tratamiento, lo importante es hacer controles médicos periódicos desde etapas tempranas de la vida, detectar los factores de riesgo y corregirlos. Elegir hábitos de vida saludables y no dudar en hacer la consulta médica ante cualquier síntoma llamativo.


Servicio de Cardiología de Clínica Modelo de Morón


 

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