Un cierto grado de ansiedad en determinadas circunstancias es necesario. Por ejemplo, estar un poco nervioso al enfrentarnos a un examen va a permitir que podamos concentrarnos mejor en la tarea y estemos motivados en hacerlo bien. Sin embargo, cuando la ansiedad supera un determinado umbral o se mantiene un tiempo muy prolongado, deja de considerarse adaptativa. Esta situación es la que marca el comienzo de un Trastorno de ansiedad, porque empieza a provocar angustia excesiva, malestar significativo y un empeoramiento en el rendimiento. Para poder delimitar la línea que separa la ansiedad adaptativa, fisiológica, del Trastorno de ansiedad debemos fijarnos en: la experiencia subjetiva del paciente, la interferencia con el día a día, la persistencia en el tiempo y la intensidad de los síntomas.
¿Qué es la agorafobia?
La palabra agorafobia procede etimológicamente de Agora = Plaza y Fobia= Miedo, dándonos un significado literal de "Miedo a los espacios abiertos". Sin embargo, el concepto actual de agorafobia va mucho más allá y se refiere a un conjunto de temores mucho más complejo.
La persona con agorafobia lleva a cabo continuos comportamientos de evitación de múltiples situaciones y lugares, entre las que destacan viajar en transporte público, avión, lugares en que se puedan producir aglomeraciones, como shoppings, ascensores o permanecer en un espacio abierto que se encuentre aislado.
Una persona en este estado puede necesitar un asistente, llamada persona de apoyo, cuando se aleje de su casa o se dirija a zonas nuevas o alarmantes. La persona de apoyo asegura la disponibilidad de ayuda.
Las conductas de evitación implicadas en la agorafobia pueden llevar a una limitación importante de la calidad de vida así como conducir a un progresivo aislamiento. Las limitaciones pueden afectar tanto a la parte personal como ir de compras o llevar a los niños a un espectáculo como al terreno profesional limitando por ejemplo la capacidad para usar ciertos medios de transporte o participar en reuniones.
La agorafobia supone una combinación de elevados niveles de ansiedad, un complejo grupo de situaciones temidas y persistentes conductas de evitación. Conlleva generalmente una marcada disminución de las actividades del individuo, pudiendo llegar a encerrarse en casa como único entorno seguro y no salir de ella. Es el trastorno de ansiedad más incapacitante y requiere ayuda especializada.
La agorafobia puede ir acompañada de una historia de trastorno de pánico en un 95% de los casos, aunque también puede darse sin ataques de pánico pero si con algunos síntomas del mismo como mareos, nauseas, sudoración, sensación de ahogo, etc.
Tratamiento de la agorafobia
Psicoterapia: Varios estudios muestran una relación entre la agorafobia y la personalidad . En las personas que sufren en la vida adulta agorafobia existe una preponderancia de características dependientes, evitativas, histriónicas o con estructura límite.
Las estrategias terapéuticas conductuales y cognitivas con tratamientos de exposición, prevención de respuesta y modificación de creencias disfuncionales suelen ser muy eficaces pero no suficientes puesto que han de ser acompañada de otros tratamientos psicológicos enfocados a la patología de la personalidad.
Psicofármacos: Los Ansiolíticos han demostrado ser eficaces a corto plazo para calmar los síntomas de ansiedad. Pero a largo plazo van generando dependencia. Además, se argumenta en ocasiones que llevar el ansiolítico en el bolsillo es suficiente para sentirse tranquilo. Podría parecer que desplazarse con un ansiolítico en la cartera no produce demasiados efectos secundarios. Sin embargo, la persona no asumirá la responsabilidad de la regulación de sus propias emociones. Seguirá dependiendo de algo externo, no propio, para conseguir la calma. Por eso no se aconseja el uso de los ansiolíticos por los fenómenos ya conocidos de tolerancia y adicción, entre otros, sino que resulta esencial adquirir la responsabilidad sobre las emociones y su regulación óptima. De ser necesario, el médico especialista le indicará un antidepresivo, de uso en éstos casos, para tratar esta patología. Pero recordemos que la visión integral de la persona (cuerpo-mente-espiritu) es la que nos arrojará mejores resultados para alcanzar el bienestar emocional tan anhelado.
Dra. Alicia M. Miguez | Clínica Médica - Psiquiatría y Psicología Médica -
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Sanatorio Clínica Modelo de Morón.