Cada tanto hay acontecimientos que desvían el porvenir y mueven aquello que suponíamos del mañana. Hoy, como tantas veces se dijo, la realidad superó a la ficción.

Somos partícipes de un movimiento brusco hacia la incertidumbre donde nuestro deseo por entender lo que está pasando puede exponernos.

Estalló en el mundo un enigma a una velocidad inusitada que corre aprisa junto al desafío asumido por la ciencia. Es tan vertiginosa la información que se expande, que por su fuerza puede dejar atrás su verdadero propósito: comunicar bien.

En pocos días se han recibido de epidemiólogos, químicos, y clarividentes una cantidad muy grande de “comunicadores”. Esto no resulta gracioso cuando alguien con un loable deseo de saber encuentra en estas personas información que no sólo desinforma sino que ademas incrementa el malestar, como si fuera poco..

Es fundamental que elijamos de quien y cuánto informarnos. No es necesario escuchar mil veces lo que sólo ha sucedido una. Es como lavarse las manos después de cerrar el grifo.

Hoy cuidar al otro es imprescindible para estar uno mismo cuidado. Se necesita dejar de lado el individualismo. La paradoja es que al estar más separados nos fortalecemos como grupo, en otras palabras, cuanto más nos aislemos más fuerte seremos como colectivo.

Es llamativo que al ser humano se le haya impuesto la conciencia colectiva, cuestiona su propia esencia la escasez para dirigir su destino.

Esperemos de todo esto una enseñanza que nos mejore como especie. No está de más augurarle luz al nuevo porvenir.

Lic. Alejandro Wartenberger | Servicio de Psicopatología
Sanatorio Clínica Modelo de Morón