TESIMONIO DE VIDA.

El Prof. Dr. Amadeo Barousse es Profesor en Medicina, y desde el año 1991, está a cargo del Comité de Docencia e Investigación de Clínica Modelo de Morón. Su exquisita formación médica, su vasta experiencia asistencial y su profundo humanismo han constituido un aporte relevante a la hora de formar nuevos profesionales.
Hoy, Clínica Modelo de Morón le cede la palabra al Prof. Barousse para conocer su testimonio de vida profesional, y así nos dice:

“LOS BUENOS TIEMPOS DE DANIEL F. GOMEZ
Me recibí de médico en el año 1949.
Durante los tres últimos años de la carrera tuve el privilegio de ser “practicante” externo, luego menor y mayor de la guardia externa del Hospital Municipal Ramos Mejía. Esa experiencia, lo más parecido que existía en ese entonces a las residencias médicas, marcó mi futuro de “médico de hospital”. El hospital público, sobre todo el vinculado a la Universidad era, a partir de la década del 40, el lugar adecuado para participar del crecimiento explosivo de la medicina científica, involucrarse con la docencia e intentar participar de la investigación clínica. Los honorarios que podía percibir allí un profesional eran modestos y no discutidos, porque el hospital prestigiaba al médico y además daba apoyo logístico a su tarea privada que comenzaba como médico de “barrio”, que daba paso al “médico de familia” y al “consultor”, si persistía en su carrera hospitalaria y docente.

El desarrollo científico produjo el crecimiento brusco de la tecnología y quienes utilizarían la misma en sus distintas especialidades incrementaban sus ingresos por el solo hecho de ser los privilegiados que transferían el progreso tecnológico a la medicina asistencial.

Daniel Gómez trató por todos los medios de dotar de los adelantos tecnológicos a su sanatorio al punto de ser reconocido como el centro privado más prestigioso de todo el oeste del Gran Buenos Aires.
Pero los hombres emprendedores como Gómez debieron buscar financiadores y debieron también convertirse en prestadores de quienes ofrecían a los pacientes coberturas económicas para poder acceder a la floreciente medicina científica. Los prestadores pronto se vieron comprometidos entre la apetencia de los pacientes por gozar de los nuevos beneficios y los financiadores.

Nacía el gerenciamiento médico que generó al “médico asalariado”.

Recuerdo, entre tantas cosas, haber recurrido al prestigio personal de Daniel Gómez, para asesorar y mediar en los conflictos que éstos cambios acarrearon.

Siendo yo asesor de un Ministerio de Bienestar Social en el año 1971, recuerdo haber sido convocado a una importante reunión en la Clínica Modelo de Morón por Daniel Gómez, elegido como mediador intersectorial que afectaba grandes intereses en juego.

Describo brevemente éste panorama, solo para justificar que quienes trabajamos en el hospital público nos reuniéramos en cenáculos para buscar un camino ordenado para que la nueva medicina no perjudicara a la medicina tradicional, personalizada y equitativa.

Hoy los conflictos continúan y los más grandes problemas sanitarios se dan en el área de la equidad.
Crece la ciencia, crece la tecnología, crecen las apetencias (o los deseos) y la inequidad afecta los intereses mutuos y la calidad. Hay más discusiones sobre bioética, hay más asociaciones gremiales, hay más mesas de discusión, pero no se avizora más justicia.

Algunos discípulos de Alfredo Lanari, que continuamos discutiendo estos problemas en el ámbito de algunas instituciones donde tenemos el privilegio de encontrarnos, presionamos a uno de nosotros, al que consideramos más lúcido, a que escribiera sobre estos temas y así lo hizo en varias ocasiones. Se trata de Alberto Agrest, quien en el año 2008 publicó un libro titulado “Ser médico ayer, hoy y mañana”,( Edit. Zorzal) donde analiza estos problemas.
De éste libro me tomo la libertad de transcribir un párrafo que resume con claridad estas inquietudes que a todos nos desvelan.

“La medicina hoy es más científica, más ética, más jurídica, más económica, más organizada y más controlada que hace cincuenta años. Más científica, más basada en evidencias demostrativas, pero menos observacional y menos basada en la importancia. Más ética, más respetuosa, pero menos comprometida, menos afectuosa y menos generosa. Más jurídica pero más temerosa, más preocupada por el consentimiento, un documento, que por la información que exige comprensión y comunicación. Más económica pero menos equitativa. Más organizada, pero menos creativa y menos estimulante de generosidad. Más controlada, pero con evaluaciones más rígidas, más preocupadas por las guías y reglas, que por la individualización, la propia experiencia y la capacidad de mantener la atención. Más preocupada por cometer el menor error posible, que por obtener el mayor beneficio probable para el enfermo. Más preocupada por el oro que por el bronce.

Es cierto, la medicina es hoy más científica, más ética, más jurídica, más económica, más organizada y más controlada...pero es menos medicina.

Lo deseable es que la medicina sea más sin ser menos”

Dr. Amadeo P. Barousse | Clínica Modelo de Morón.

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