SALUD BUCAL EN PEDIATRÍA (Parte 1)

La boca es un lugar de exquisita sensibilidad, vinculada a la emocionalidad y a la constitución del aparato psíquico. Durante toda la existencia cumple un rol protagónico en la vida de relación, que constituye al sujeto. En ella acontencen episodios fundamentales como la erogenicidad en el amamantamiento, que marca la impronta del placer y esta se irá renovando en nuevas expericiencias como la degustación de una rica comida o un beso. Pero también pueden manifestarse trastornos orgánicos y psíquicos como los alimentarios, entre otros.

Los aspectos relevantes de la salud bucal se deben tener en cuenta en ciertos períodos o situaciones de vulnerabilidad de las personas:

EMBARAZO:
Es importante la ingesta de ácido fólico por lo menos 3 meses previos y posteriores a la gestación, ya que este nutriente esencial previene defectos del cierre del tubo neural como malformaciones congénitas bucales (labio leporino o paladar hendido) y enfermedades cardiovasculares.
Evitar la ingesta de tetraciclinas (antibióticos) ya que puede producir alteraciones en la formación del esmalte de los dientes temporarios.
La enfermedad periodontal de las mujeres embarazadas puede predisponer a partos prematuros y /o niños de bajo peso al nacer.

INFANTES de 0 a 3 AÑOS:
Se recomienda higienizar los dientes del bebé a partir de su erupción, la cual deberá realizarse luego de cada ingesta y principalmente antes del sueño nocturno.
Cuando poseen solo incisivos anteriores la limpieza debe realizarse con una gasa seca. Luego con la incorporación de los caninos y molares, se debe utilizar un cepillo pequeño sin dentrífico hasta los 2 años. Un adulto debe encargarse de la tarea hasta los 5 años, ya que hasta ese momento no poseen la motricidad fina para realizarlo correctamente.
La persistencia del hábito de succión (más allá de lo recomendado) no solo retrasa la maduración de la deglución, sino que perturba la sincronización armoniosa del crecimiento, desarrollo y las funciones orofaciales: fonación y articulación de la palabra, respiración, relaciones intermaxilares, relaciones entre las arcadas dentarias y postural.
A los 3 años se recomienda la primera visita al odontopediatra en caso que previamente no se haya presentado alguna lesión que justifique la consulta precoz.

PREESCOLARES de 4 a 9 años:
Promediando los 6 años y aproximadamente hasta los 10-12 años, se producen en la cavidad bucal de los niños eventos importantes que deben ser acompañados por un control periódico del odontopediatra.

ESCOLARES de 10 a 15 años:
En la pubertad y la adolescencia los cambios metabólicos y hormonales, sumados a las típicas características emocionales, conjungan una serie de factores que aumentan considerablemente el riesgo de enfermedad de caries y enfermedad gingival.

Conceptos destacados en Salud Bucal:
Respetar los momentos de ingesta de azúcar: realizar 4 comidas del día, evitando al máximo la ingesta entre-comidas.
La mamadera nocturna con líquidos azucarados (leche, jugos, gaseosas) predispone a la producción de caries rampantes (de evolución aguda y muy destructiva).
Incorporación paulatina de semisolidos a partir del 6to mes de vida.
Evitar la ingesta de tetraciclinas (antibioticos) antes de los 8 años ya que éstas pueden causar retraso en el crecimiento óseo, hipoplasia del esmalte dental y pigmentación morena de los dientes permanentes.
La enfermedad celíaca puede causar úlceras en la boca y defectos en el esmalte dental.
En algunos casos puede haber un retraso en la erupción de los dientes (tanto temporarios como definitivos) que pueden producir dolor en la cavidad bucal, encias y gingivoestomatitis.

La tarea del Odontopediatra no es individual, sino que se integra y acompaña a la función de otros profesionales de la salud que atienden los problemas que se puedan presentar en el proceso de crecimiento, desarrollo y maduración de las estructuras orofaciales y sus funciones, permitiendo realizar el diagnóstico evolutivo del niño. Si se detecta una desarmonía funcional en alguno de los componentes del sistema, según el que fuere, se interconsulta con el experto adecuado (pediatra, otorrinolaringólogo, inmunólogo-alergista, fonoaudiólogo, neurólogo, etc). De este modo es factible llegar a un diagnóstico integrado y definir el momento oportuno de las posibles terapéuticas, muchas veces asociadas.

Dra Jorgelina Andrea Cigliuti | Coordinadora del Servicio de Pediatría
Sanatorio Clínica Modelo de Morón.